domingo, 20 de noviembre de 2016

LA GITANA

Mírala, mírala, mírala
como baila sevillanas,
que los geranios la admiran
y los claveles suspiran
cuando danza la gitana.

La fuente con su susurro
llena de calma al jardín,
y un abanico de plata
que hace juego con su bata
la vuelven un querubín.

Toca y toca las palmas,
se mueve con gallardía,
y cada gesto bendice
lo que la nota le dice
con su arte de alegría.

La melena de azabache
entre ojos encendidos
con su perfil hace juego,
el alma prende los fuegos
que guardaba escondidos.

Las cuerdas de la guitarra
tiemblan de puro placer,
las castañuelas voltean
con los repiques que crean
colores de atardecer.

Con un jerezano vino,
recostada en el brocal
del pozo de los arcanos,
su silueta pinta vanos
que ella cambia a juncal.

Su nombre que bien que suena,
porque se llama Rocío
y de apodo Primavera,
es la flor de la chumbera
y piropo de tronío.

Y cuando va a la feria
subida en la mula oscura
es como Virgen bendita,
donde la sonrisa cita
la mejor de las venturas.

Y hasta las amapolas
que enfatizan el trigal
al verla ya sienten celos,
porque ella es el Cielo
por su gracia y su sal.

Y sigue, sigue la fiesta,
los faroles encendidos
que confunden a la luna,
que con cara de aceituna
va permitiendo descuidos.

El tablado se resiente
al afán del taconeo,
suena el olé y olé
que aplaude por lo que ve
de ese grácil contoneo.

Mírala, mírala, mírala
como baila sevillanas,
que los geranios la admiran
y los claveles suspiran
cuando danza la gitana.

Tinuco

lunes, 14 de noviembre de 2016

EL ABUELO









Bebe el abuelo “vinacha”
en carcomida botella,
así brinda por sus rachas,
que ahora sólo son querella.

Tiene claro en la mente
que el pasado queda oscuro,
nada sabe del futuro
y sólo queda el presente.

Que se le va en divagar
y no hacer lo que quisiera.
¡¡Ay, si otra vez naciera
no le volvería a pasar!!

No le importan ademanes,
ni le vengan con enredos,
ni le censuren refranes,
ni le tachen por los “pedos”.

Sufre el hombre de reuma
y en un ojo cataratas,
demencial senil que suma…
¡¡madre, Dios mío, qué lata!!

Y… que si fuma el abuelo,
que si tose y gargajea,
viejo verde que está en celo
y a ratos se la “menea”.

Nada le está consentido,
todo le está censurado,
él se hace sordo de oído
y sonríe muy callado.

Cosas que tiene en su cuenta,
pues las aparca en un rizo,
si algo hay que lamenta…
son aquellas que no hizo.

¿Dónde irá esta eminencia
que tan sólo es un abuelo?...
Sin suerte, a la residencia
y con mucha suerte al Cielo.

Por su sino… vaya un sorbo,
por lo que otros piensen… dos,
por saber que es un estorbo…
trinca todo… ¡¡“cagüen ros “!!

Tinuco

domingo, 6 de noviembre de 2016

FULANITA DE TAL













La vi pasar arrogante
con pinturas de batalla,
iba alegre y desbordante…
se pasaba de la raya.

Los flancos muy bien ceñidos,
los pechos todo un evento,
el cabello a barlovento…
ofreciendo lo que pido.

Cada paso es un tronío,
cada gesto es un vaivén,
si te mira es puro lío…
y adiós que te vaya bien

Su señuelo una sonrisa,
por instinto una intención,
sin apariencia de prisas…
no la falta ni un botón.

Es una cesta de ardides,
arroba de falsedades,
es la hembra que no mide…
el daño de sus bondades.

Es un pecado grandioso
en un marco marginal,
llena de glamour glorioso…
donde no hay ni bien, ni mal.

Con sus armas de trabajo,
en jornada intempestiva,
cada día paga el IVA…
y casi siempre debajo.

Con una oferta que ofrece
lo que la demanda pide,
placer que sube y decrece…
y con prisas se despide.

Con el asco del reproche
en sombras de callejuelas,
cual estrella de la noche…
ganando sus habichuelas.

Es objeto del deseo
ofreciendo filigranas,
delirante devaneo…
que queda en cuatro canas

Es la vida un sumario,
ella una pobre mujer,
que si no cobra denario…
no tendrá para comer.

Todo se encierra en eso,
mercadeo por comida,
amante de sólo sexo…
sin querer, ni ser querida.

No seamos timoratos,
ni juzguemos a este altar,
que quien juzga es ingrato…
e ingratitud es pecar.

Porque el que veja, quebranta
y es el que hace el mal,
porque pudiera ser santa…
siendo fulanita de tal.

Tinuco

miércoles, 2 de noviembre de 2016

COSUCAS DE POCA COSA









Un ojo por el rabillo,
en párpado camuflado,
a sombra que va de lado
la divisa como brillo.

Y en la mayor negrura,
manos que no pueden ver,
si se tocan, aseguran
que las dos son del mismo ser.

Sin necesidad de hablar
y sin un labio movido,
entre el mayor de los ruidos,
tú te podrás escuchar.

O ser sordo a las voces
que gritan desaforadas,
y más, cuando reconoces
que el grito no dice nada.

Puedes reír y estar triste
y llorar de puro gozo,
soñar lo que nunca viste
y con la edad verte mozo.

Y sentir con emoción
al imaginarte lances,
que logras con tus alcance
s darle al Mundo solución.

Ahora decir, que te quiero
para siempre ¡vida mía!
y “el siempre” se quede en peros…
cuando pasan cuatro días.

Estar de acuerdo contigo
a la hora de levantarte,
y dar con el contradigo
a la hora de acostarte.

O contar una mentira
afirmando que es verdad,
o verdad que si la giras
se te queda en la mitad.

No pienses que tus ideas
siempre serán inmortales,
pues tú las crees, o las creas,
pero para otro no valen.

Son las idas y venidas
del sentir de los sentidos,
son herencias adquiridas
del “hoy da”, “mañana pido”.

Cosucas de poca cosa,
pero es cosa de pensar,
la mente es maravillosa
pero se ha de controlar.

Tinuco