Estaba el señor banquero
sentadito en su despacho,
atusándose el mostacho,
mientras miraba el dinero.
Un puro marca Cohíbas
esparce un humo oloroso,
y un whisky viejo de Chivas
pues templan al “poderoso”.
Que el balance no le cuadra,
ni tampoco los perfiles,
que de millones los miles,
son pocos y le desmadra.
Porque él tiene muchos pagos,
entre palacios y yates,
sus queridas, sus estragos
y otros muchos disparates.
Y se metió en el “ladrillo”
y en la bolsa más mundial,
y, al llegar la recesión,
algo ha salido muy mal.
Y él que animaba al obrero
al préstamo facilón,
hoy le reclama el dinero
sin mirar su situación.
No le importa si el currante
su currelo ha perdido,
si no paga cuanto antes…
pues lo siento… está jodido
Y a la puta calle va
ese pobre asalariado,
porque un banquero no da…
ni ese pedo que ha tirado.
Lo mejor de sus chanchullos
es engañar a la gente,
con el canto y el murmullo
del tema de preferentes.
Y si la cosa empeora,
tiene algo escondidito,
que es formar el “corralito”
con los gobiernos de ahora.
Que la vida son dos días,
para el pobre solo medio.
Y yo digo: ¡madre mía!
¿Quién le pone a esto remedio?
Tinuco
1 comentario:
Siempre tan acertados los poéticos comentarios de actualidad de tan excelente poeta.
Que nos nos falten nunca tus poemas admirado escritor de la cruda realidad.
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