Hay en la Historia un borrón
porque alguien tiró la tinta
que había en el tintero.
Trata de dos, que en La Pinta
ayudaron a Colón
en su gran viaje primero.
Lo encontré en unas cuartetas
que en la viga del pajar
dormían en su secreto;
hora es de proclamar
esta historia que es bien cierta
y que yo doy por concreto.
Todo empieza un mes de Enero
de un año que era cristiano…
mil cuatro cientos noventa;
yo estaba con Campuzano,
cuando llegó un pregonero
que de aquel viaje comenta.
Al instante Campuzano
afirmó alegre y contento:
yo me apunto a esta aventura,
y yo respondí al momento;
choca fuerte esa mano
que esa es nuestra singladura.
Justamente al otro día
(que por cierto dio en llover),
ya después de comulgar
fuimos hasta Santander,
¡¡grande fue nuestra alegría!!...
nos dejaron embarcar.
En un patache canijo
de velamen roto y ralo
y quilla desvencijada,
que iba al Puerto de Palos
con sardinas como alijo,
pescadas en Requejada.
Y hasta Palos de Moguer
navegamos… navegamos
entre fieros aquilones,
y al quinto amanecer
llegamos, nos presentamos
ante uno de los Pinzones.
Dos años enteros, dos
esperamos deambulando
en una Huelva al revés,
trabajando y esperando
hasta agosto día tres
de… mil cuatrocientos noventa y dos.
Se rezó un Ave María,
velas, jarcias, en tensión,
¡¡A Cipango!!... fue el grito,
Campuzano iba al timón.
y Tinuco de vigía…
y juro que así está escrito.
Avante, todo a Poniente
llegamos a Guanhaní
que luego fue el Salvador,
conquistamos… porque sí,
toda esta tierra caliente…
caliente hasta en el amor…
¡¡Qué mujeres!! ¡¡Qué doncellas!!
suelto al aire el cabello
y las “domingas” al viento…
un cielo azul, limpio y bello,
donde las mismas estrellas
narraban bonitos cuentos.
No quiero contar detalles
de las nuestras correrías,
pues soy caballero andante,
esto dejar que lo aparte,
pues roza la felonía
y mancilla el estandarte.
Les quitamos oro plata,
las plumas y el taparrabos
y hasta la misma inocencia.
Y a cambio de esta cata
allí un “cristo” les dejamos
para su mejor conciencia.
Hago aquí una corrección
sobre estos robos e imprimo,
por precaver alusiones
de Campuzano en cuestión,
porque él solo hurtó mimos
cuando rompía corazones.
De Triana, que era andaluz
me dijo: “no lo comentes…,
¡¡y por Dios no digas nada!!,
tu amigo con su “arcabuz”,
deja aquí diez descendientes…
si no son más las preñadas.”
Con viento de media caña
salimos de aquella zona
menguados pero felices,
a nuestra querida España,
justamente hasta Baiona…
donde Campuzano dice:
Que nos dieron de comer
angulas y bogavante
y un buen vino de Rivera,
y un título por ser y hacer
un viaje de navegantes
por esa mar marinera…
Le dieron a Campuzano
por dedicación y entrega,
gran finca en terreno llano
en la Galicia gallega.
Señorío en Valladolid,
junto al Pisuerga, mansión
y en Corrales de adalid…
y para mí un coscorrón.
Eso me da la sospecha
que aquí doy como una pista,
que los Católicos Reyes,
tenían diferente leyes…
según… si eras de “derechas”
o si eras socialista.
¿O si no que otra razón
que a mí no y a él le den?
Eso pregunté a Colón
y me dijo: “queteden”
Tinuco & Pey
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