Cortó un trozo de castaño
estando luna en quebranto,
sin nudo, ni cuarteado,
que en el torno sujetado
muestra la veta de un canto.
Resguardado en el portal,
sentado en un escañuelo,
una escofina maneja,
es la labor del abuelo
que está haciendo una estorneja.
Que humedad acumulada
y años de abrir y cerrar,
la dejó hecha una trastana
y ahora suena la ventana
cuando el viento da en soplar.
Hoy está con la estorneja
ayer mismo hizo un rastrillo
y anteayer una masera,
mañana hará un carretillo…
porque le queda madera.
Mira hacia la Peña Jomo
que pone boina brumal,
y sabe bien al dedillo
que está enseñando el colmillo
un violento vendaval.
Se sabe las cuatro reglas
aunque con los dedos cuenta,
de la vida, lo preciso,
mas tiene claro el aviso
de si habrá sol o tormenta.
Filósofo por natura
y por principios prudente,
a la vez que dadivoso,
en el amor… ¡¡amoroso!!
en general… buena gente.
Hace una pausa y se atusa,
lía orondo cigarrillo
y prende con el chisquero…
¡Hala... que ya llega el aguacero
de aquí te cojo y te pillo!
Siendo ya el mediodía,
la panza quiere atracón,
súbese hasta la cocina,
donde hay caldo de gallina
con garbanzos y lacón.
Y ya sentado a la mesa,
como costumbre que él “tien”
pues dice: “ Gracias a Dios
que Él fue el que me lo dio
sin merecerlo yo… amén”
Después de una siesta corta,
se va camino del prado
para abonar y abonar,
porque prado no abonado
no da hierba que segar.
Porque tanto se concentra
en sus labores de gloria,
que casi, casi relega,
cuando de verdad le llega
la miseria perentoria.
Y por cada cosa hecha,
tres le quedan por forjar,
no le alcanza la jornada,
más deja para heredar…
el doble de su heredada.
Así es este abuelo, así,
siendo pleno en su existencia
y feliz con sus quehaceres,
pues nació con tal querencia…
para morir sin deberes.
Mientras trabaja así canta:
Yo pido para mi casa
que Dios nos dé la victoria;
en la Tierra nos de gracia
y en el Cielo mucha gloria.
La noche cierra su manto
y el hombre abre su manta
con que se tapa y calienta,
pero su mujer no es santa
y antes de dormir le tienta.
Y con el calor y tientos
la tentación es hermosa
aunque se esté jadeante,
así que todo “palante”…
que mañana es otra cosa.
Tinuco