Por una cuerda de flores
subí con atrevimiento,
en noche poco oportuna,
hasta el propio Firmamento…
para bajarte la Luna.
Pero fue vano el intento
pues, los luceros resentidos
tienen de novia a la Luna
y cuentan con la fortuna
de ser por ella queridos.
Y como subí… bajé
por esa cuerda de flores,
sin interrumpir los celos
donde viven los amores
que se fraguan en el Cielo.
Ya con los pies en la Tierra
supe bien qué te daría
para mostrarte ternura,
el lograr que en cada día
haya horas con ventura.
Donde un gesto convincente
o una fugaz sonrisa
besen tu rostro contento,
y así sientas esa brisa
que sopla en ese momento.
O buscar en tu mirada
los ojos en que me veo,
para llegar al infinito
y decir algo bonito
que te produzca recreo
Y lograr que nuestras manos…
en silencio sean alianza
sobre la piel, con dulzura,
cual si fuera sutil danza
que da un beso con mesura.
Y al calor de la lumbre,
departir las incidencias
que dan el paso de los días,
aportando ocurrencias
de animosas simpatías
Dar ese paseo que sabes…
que se pierde en el pinar
por agrestes vericuetos,
donde el jilguero al cantar…
con la senda hace sonetos.
Y llegar a la atalaya,
mirador de nuestras miras,
con la exclamación de un ¡¡OH!!
donde en silencio suspiras…
y también suspiro yo.
Sin eternos compromisos
y sin promesas banales
que exijan comportamiento,
que ofrecimientos florales…
al final los lleva el viento.
Ser uno indivisible,
que al sumarse logre el par
en un excitable lío,
para confluir cual ríos…
juntos en el mismo mar.
Es mejor dar un presente,
con el presente renovado,
que a la luz de la mañana
se filtre por la ventana
sin ceñirse a lo ajustado.
Este es mi ofrecimiento,
sencillo cual puedes ver,
sin lunas y sin luceros,
sólo digo que te quiero…
y, te lo digo a ti… MUJER.
Tinuco
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario