Tinuco, Niño Vela y Quique
Esta historia tiene “tela”
tanto del principio al fin,
pues habla del Niño Vela
y también de San Martín.
Se apostaron en jugar
a bolos, en la bolera,
la Rasilla era el lugar,
el día… un día cualquiera.
Echaron a cara y cruz
para ver quien va a tirar,
la moneda dijo: tú…
Vela, raya has de marcar.
San Martín ya marcha ufano,
sintiéndose campeón,
y Vela pone a la mano
con la raya en el tablón.
Ahora tira San Martín
que ha puesto el último tiro,
la bola lleva buen giro…
mas falla por un “pelín”.
Una colona y de frente,
muy mala para birlar,
cuando tira la siguiente,
consigue dos atropar.
Con la tercera se enreda,
no sabe como ha pasado,
y como en el fleje ha dado,
se la devuelven por queda.
Birla cinco…total siete,
no es mano “pa” presumir…
pero está por decidir
quien resolverá este brete.
Allá va el Niño Vela,
un niño con mucho brazo,
la primera se le cuela,
la segunda…un estacazo.
La tercera que va floja
porque le rozó en la tripa,
de milagro, de chiripa,
hace dos con la panoja.
Pendiente está la bolera,
pues la partida está buena,
tira a la calle de afuera…
y no cayó la docena.
Ni cinco, ni cuatro, ni tres,
¡madre que desilusión!...
un bolo y de refilón.
Lo atestigua Santandres.
Los vi marchar con nobleza,
tranquilos y sin apuros.
Vela pagó las cervezas
y San martín el seguro.
Se dieron hasta un abrazo,
quedaron para San Roque,
San Martín le dio ése plazo
y de ventaja un emboque.
Vela dijo en baja voz,
como hablan los Coteras:
así se hará.., pero espera,
esta vez en Somahoz.
Y dejemos apostado,
anguilas en salsa verde.
Me voy a poner morado,
tu negro, porque tu pierdes.
San martín dijo: mozuco,
allí habremos de llegar
y de pinche “pa” pinar,
buscaremos a Tinuco.
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