jueves, 19 de noviembre de 2009

UN MOZUCO ASTURIANO


Va por la ruta del Cares
que es la garganta divina,
donde el agua trae cantares
que canta la mi Santina.

Allá va saltando un crio
entre barda y peñascales,
para buscar un desvío
que lleva a los pastizales.

Porque allí tiene el ganado,
siete cabras y un cabrón,
un toro medio escornado
y un caballo percherón.

Sube perdiendo el resuello
por una cuesta empinada,
que llega hasta un cielo bello,
en donde bailan las hadas.

Toñín es el chavaluco,
el que sube la pendiente,
es guapo y muy formaluco...
...un asturiano decente.

Al orto el sol va dorando
y el día se queda raso,
solo al final de su ocaso,
las nieblas vendrán llorando.

Que es cuando podrá Toñín
el retornar a su aldea,
ya cumplida la tarea
que le toca al rapacín.

Así un día y otro día,
de cuatro estaciones, tres,
por la garganta del Cares...
siempre la misma porfía.

Su descanso es un jergón,
su comida unas pulientas,
sus juegos los que él inventa
y su paz una oración.

Toñín con muchos pesares,
dejó su infancia asturiana,
le dio un abrazo al río Cares,
marchose a tierras lejanas.

Y ahora que es un emigrante,
le vienen las añoranzas,
que le traen las "acordanzas",
siendo en su tierruca infante.

Tinuco

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