domingo, 29 de abril de 2012

MALIUCA …..LA DE MI PUEBLO

Cantaba alegre el miruello,
también Maliuca cantaba,
a la vez que se peinaba
largos y negros cabellos.

Estaba en su juventud,
era muy bella y radiante,
rebosante en la salud…
y la vida por delante.

Su existencia así marchaba,
como las aguas del río,
el mismo donde lavaba
la ropa con mucho brío.

Una tarde, en una orilla,
frotaba falda y jubón
en la tabla de banquilla
con buen arte y con jabón.

Quiso la casualidad…
o vete a saber quien quiso,
por allí, sin más aviso,
pasó un joven de ciudad.

Mozo de buena “plantada”,
con buenas ropas vestido,
de ella quedó seducido
y ella de él… enamorada.

Todo fue muy brevemente,
como pasa una centella,
lo que dura solamente…
¡hola y adios niña bella!

¡Que noche la de aquel día!
no lograba un buen dormir,
porque entre sombras veía
a aquel mozo sonreír.

A la mañana siguiente,
preguntando y preguntando,
supo que era un estudiante
y que se llamaba Armando.

Que era hijo de hacendados,
gente con muchos posibles,
ella, una tierra y un prado
y en el moño un imperdible.

Él venía de veraneo
a casa de unos parientes,
ahí empezó el devaneo…
lo siguiente y… lo siguiente.

Lo siguiente empieza ahora,
y empieza con alegría,
pues hoy es la romería
que se hace en Nuestra Señora.

En el “prao” junto a la ermita,
ya se ven los gallardetes,
y se oye como pita
la orquesta en el templete.

Nerviosa y emocionada
va a lo que va… que es Armando,
que lo ve… la está mirando,
pero espera recatada.

¡Que romería Dios mío
y que linda la verbena!
¡y que caricias más buenas,
que dan hasta escalofríos!

Unas palabras bastaron,
cuando la dijo: ¡Te quiero!,
y cuando ya se besaron…
se olvidó del Mundo entero.

El verano fue pasando
entre flores y promesas,
los grillos seguían cantando
y rojas eran las fresas.

Los jilgueros dando trinos
y las tardes sin relente,
con paseos por el camino
que conduce hasta la fuente.

Unos panizos tronzados
de una verde ”panicera”,
habla de los “revolcados”…
sin contar lo que se espera.

Maliuca quedó preñada,
como pasa en estos casos,
y pensó no pasa nada…
si con Armando me caso.

Armando perdió la risa
cuando supo del asunto,
del pueblo marchó deprisa
y al hecho le puso punto.

¿Pero que cuentas se ha echado?
¿Qué yo me case? ¡¡por nada!!,
que hubiera puesto cuidado…
o aborte si está preñada.

¿Qué se pensó esta lagarta
que no tiene ni un real?,
quita, quita, aparta, aparta,
que se busque a otro chaval.

La noticia fue notoria
en el pueblo pueblerino,
pero el tiempo borra historias
y hasta endereza caminos.

Por una vez quiso el Cielo.
que en la viga del pajar,
ella pudiera encontrar
un tesoro de su abuelo.

Que al morirse de repente,
no pudo ni pío decir,
y ahora con el devenir…
ella es la descendiente.

Monedas de plata y oro,
traídas de Filipinas
y en un cofre, un tesoro
lleno de perlas marinas.

Por si no fuera bastante,
escondida había otra caja,
rebosando de diamantes
y de exquisitas alhajas.

Ella es la heredera,
ahora es rica y respetada,
y aunque es madre soltera…
aquí no ha pasado nada.

Armando otra vez volvió,
cosa que ni falta hacía,
diciendo que la quería,
pero ella le dijo: NO.

Maliuca con su fortuna,
rechaza a los pretendientes,
mientras acuna en la cuna
a Armandita la inocente.

Tinuco

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre tan agudo y genial el Gran Poeta del Pueblo.

Elvira dijo...

Cuantas veces las mujeres lloramos la desgracia de haber encontrado en el camino de nuestras vidas alguien que nos dijo "te quiero" con palabras vanas y vacias. Y nuestros corazones entregamos con nobleza y dignidad a quien no se merece ni el aire que pueda respirar. Luego cuando se descubre el mal que otra cosa nos queda solo hacer de hielo el roto corazón y no volver a creer, ni a soñar, ni a pensar en el amor como algo bello que vivir. Cuanto dolor, cuanta amargura puede causar un hombre cuando habla por hablar, y lo hace una y otra vez sin saber que cada vez va matando el corazón de una mujer.