¡Ay mi España romera!
¿Quién te anula y te enmaraña?
Y ella responde: ¡¡calaña!!
que quieren que sea ramera.
Partida estoy… por traidores
de partidos partidistas,
que actúan como cambistas
bajo el sello de señores.
Ellos se suben al carro,
al que llaman Democracia,
y por Dios y por su gracia…
se hacen dueños del cotarro.
Y al igual que champiñones
crecen el chulo y el secuaz,
rompiendo nación y paz,
sin plantearse cuestiones.
Han mancillado el recato,
han transgredido la Ley,
igual banqueros que el Rey,
que jueces y sindicatos.
No hay orden, ni justicia,
sólo palabras al viento,
las promesas son un cuento,
la realidad… avaricia.
Opera siempre el cinismo
y es transfusión el dinero,
que se ha vuelto un atavismo
para hacer el “cuanto quiero”.
El mediocre ocupa puestos,
sólo le basta callar
y ya de paso aceptar
que es bueno lo deshonesto.
¿Quién paga el desaguisado
de esta trágica comedia?
El obrero y jubilado
y también la clase media.
Y mañana ¿qué pasará?
Que pregunta más tontona,
cada cual en su poltrona…
y tranlarín… tranlarán.
Tinuco
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