jueves, 6 de noviembre de 2014

N O V I E M B R E









Llegaste en tu período
presagiando tus celajes,
y elaborando paisajes
a voluntad de tu modo.

Los caminos vas llenando
con las hojas ya bruñidas,
mientras la sierra, callando
hace su entrega pasiva.

Y borra todos sus verdes,
pinta ocres y amarillos
y en el silencio pierden
los cantos del pajarillo.

Se vuelve el lobo atrevido,
cauto el corzo y el venado
y en las cimas se han tejido
blancos lienzos de un nevado.

Del monte, del monte vengo,
de besarle a la alborada,
con barro las botas traigo
y la cabeza mojada.

Acarreo una cestuca
de castañas y bellotas,
en el alma mil cosucas
y en el corazón mil notas.

Y encima, bien colocadas,
unas setas del cardillo,
que aunque estaban emboscadas
las delataba su brillo.

Desde lo alto de un cotero
veo en el valle mi morada,
donde tengo lo que espero…
el cariño de mi amada.

Desde allí contemplo el valle
que en la distancia es pequeño,
y observando los detalles
más que mirar… ¡casi sueño!

Llegan nubes, que al partir
cambian las sombras y luces,
son las caras y las cruces
de Noviembre en su existir.

Copos de nieve que avisan,
dicen que empiece el regreso,
yo me abrocho la camisa
y al monte le doy un beso.

Y si silbando subí
pues también bajo silbando,
mirando de cuando en cuando
si algo del cesto perdí.

Tinuco

1 comentario:

Amantes de la pesía dijo...

Siempre nos sorprende, nuestro genial Tinuco, con sus bellas poesías. Gracias por regalarnos tanta belleza en verso.