martes, 4 de mayo de 2010

RECOGIENDO LA MANADA

Iba hacia Braña Mayor
pero solo llegué a Brenes,
ya que una tormenta en ciernes,
me hizo pensarlo mejor.

Nevaba...¡Como nevaba!.
Y allí tengo los caballos,
que entre nieve y entre rayos,
pastan juntos en manada.

Son mis briosos corceles,
que hacen honor a su amo.
Cuando les silbo y reclamo
se acercan a mi muy fieles.

El primero en llegar es "Tin",
que a su trote ligeruco,
viene con otro que es "Uco"
y tras éste, va "Relenchín".

Y siguiendo ya las huellas
que ha dejado el percherón,
junto a mi, como en reunión,
ahora pifian ellos y ellas.

Y las yeguas con sus crines,
que estaban entre acebales,
salen con sus recentales,
que hoy son potros saltarines.

La nieve hace remolinos
con copos de blanco color,
que aumentando el espesor,
va tapando los caminos.

Veo un rebaño de ciervos
con frío y muy temerosos.
Y volando muy airosos,
una bandada de cuervos.

Y allá por los roquedales
oigo tristes melodías,
son lobos que en su jauría
aullando espantan sus males.

Yo voy con el hacha al cinto
y un palo corto en la diestra,
detrás la mano siniestra,
delante mi buen instinto.

Los caballos van al paso,
marcando bien la cambera.
La claridad es somera
y llega el frescor del raso.

La nieve baja bailando,
poniendo al árbol su manto.
Yo miro de cuando en tanto
pues lo que atrás voy dejando.

No hay camino, ni hay señales,
solo un silencio entre brañas.
Y una quietud muy extraña
que paren los invernales.

A los lejos unas luces
en la noche tintinean,
son bombillas que flamean
y me guían con sus cruces.

De mi sale una tonada,
un trote de los caballos,
del cielo brotan los rayos
y aumenta más la nevada.

Cerca veo las chimeneas
que dibujan ya sus humos.
Huelo el cocido oportuno
que ya en el llar borbotea.

¡Al fin ya los animales
en la cuadra recogidos.
Y yo cansado y dormido
en mi casa de Corrales!

Tinuco

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