Rebuscando en los deseos
encontramos maravillas,
que es lo oculto cuando brilla
suscitando devaneos.
Es ser Yo en la soledad
y en la propia autonomía,
dando al ser la libertad
y… riendas a la fantasía.
Cuando soy quien quiero ser
sin dejar de ser quien soy,
cuando me quedo o me voy
sin tenerme que mover.
Cuando encuentro mil amores
o solo de uno hago el centro,
y sea cual sea el encuentro,
nunca siento sinsabores.
O en una playa explayarme,
de arenas de puro oro,
donde las aves a coro
a mí vengan a cantarme.
Tener “guita” en cantidad
que hasta el extremo rebose,
para dar… sin hacer pose,
dar tan solo por bondad.
Sentir que soy el más fuerte,
el más guapo y el más listo,
hacer lo que nadie ha visto
y al lado tener la suerte.
Y también de tanto en tanto,
sin saber bien tantear,
desear ser un buen Santo
o hasta un Dios del Altar.
O ser un gran justiciero,
para así librar entuertos,
teniendo el don de lo cierto
y arreglar el Mundo entero.
Hay más deseos, hay más,
cada día son diferentes,
unos siempre están presentes,
otros se quedan atrás.
Tan volátil es DESEO,
que viaja sin dirección,
y si habla… te hace reo…
y pierdes la percepción.
De despierto lo soñamos,
o al menos yo lo sueño.
con la realidad despertamos
y el deseo queda pequeño.
Y entonces caes en la cuenta
que los deseos son vientos,
de nuestra cabeza cuentos,
que en su albedrío lo aumenta.
Pero hay que reconocer
que ese momento divino
que nos deja hacer camino…
te hace rejuvenecer.
Tinuco
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