Me encontré por el camino,
quien dice de sopetón,
al bueno de Don Paulino
y de apellido Laguillo,
que iba regalando brillos
y hecho todo un mocetón.
Y de muy buenas maneras,
pues me dijo ilusionado:
Tinuco… Marzo ha llegado
y con él la Primavera.
Y yo por seguir el hilo,
del tiempo le seguí hablando,
y muy bajito, cantando,
esto le dije a Paulino:
Cuando Marzo “mayea”…
Mayo… “marcea”
Pero este año ha venido
pues justo como Dios manda,
de entrada, a la “gachapanda”
y al final… pues ha llovido.
Si las témporas no se alteran,
(que eso aún está por ver),
veremos amanecer
una bella Primavera.
Pues ya el ciruelo temprano
y el piescal de la Tierruca,
se cubren de florezucas
que juntas hacen un ramo.
Y respingan los arbustos
y se pone verde el prado,
y en el monte da gran gusto
ver escajos floreados.
Y ver a los pajarucos
afanándose en sus nidos,
y hasta el aire, que mecido,
se moja entre los riucos.
Y el sol, que ya en estos días,
aunque algo somnoliento,
titubeando por momentos,
lleva a la sombra alegría.
Todo un proceso normal,
que si bien baila, ejecuta
lo que ofrece, su minuta…
dos de arena… una de cal.
Pero este tiempo sí es cierto,
mueve el sanguíneo torrente,
pone a mis ojos abiertos…
viendo atrás y viendo al frente.
Me lo agranda… y a color
y me lleno de “quereres”
y cuando veo mujeres…
es que me lleno de amor.
Y es que las mozas florecen…
mira a ésa...¡qué bombón!,
pero creo… me parece…
que allá viene un chaparrón.
Hasta otra que te vea…
(ya estaban gotas cayendo),
salimos los dos corriendo
pero antes nos despedimos
y en ese momento vimos…
que este Marzo… sí “marcea”.
Tinuco
No hay comentarios:
Publicar un comentario