Por detrás de una ventana
está Málica mirando,
no a la luz de la mañana…
sino lo que está pensando.
Pues ve en sus cavilaciones
los giros de su existencia,
observando los renglones
de su vida y providencia.
Recuerdos le van llegando
de su infancia y juventud,
como el tiempo va pasando
se acerca a su senectud.
Abre del alma el arcón
y desnuda sus pesares,
allí aparecen cantares
que lloran por la emoción.
Ve su comba y su muñeca
y un collar de abalorios,
una hoja ya muy seca
que transmite un repertorio.
En los polvos del pasado,
blanco traje en naftalina,
perla pura, perla fina…
en un romance bordado.
Y allá en cajones ocultos
aparecen sinsabores,
y el crujir de unos indultos…
con pesar de mil amores.
Porque al mirar el presente,
sólo en sueños ve romances,
donde un amor más patente
le da la forma a sus lances.
También oye campanillas
que en su pecho está latente,
el fruto de una semilla
que al prender dio descendientes.
Son su bagaje de gloria,
un valor inalterable,
que la hacen sentirse amable
cuando repasa su historia.
Cada flash que se dispara,
le muestra fotografías,
y una lágrima resbala,
entre penas y alegrías.
Ha sido un momento extraño,
no sabe bien que pasó…
hoy hace cuarenta años,
desde el día que se casó.
Si tú fueras el marido
por pura casualidad,
pon tu cariño en su nido…
que así la llenas de paz.
Tinuco
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