sábado, 6 de febrero de 2010

CARNAVALES


Ahora que son carnavales,
el pueblo llano y unido,
cuenta cosas que ha ocurrido
y así quede en los anales.

Y a través de las charangas,
con fanfarrias y alegría,
vienen a poner al día,
lo que anda zangas por mangas.

Con caretas o antifaces,
cantan alegres comparsas,
mostrando al mundo las farsas
y los muchos alifaces.

Que han estado contenidos
e incluso a veces vetados,
que ahora en versos bien rimados
son jolgorio divertido.

Gentes emperifolladas
con cabriolas de arlequines,
lanzan al aire pasquines
entre acordes y algaradas.

Se cantan las "cuarenta" al rufián
y las "veinte" le cantan al cretino.
y lerdo al que se siente galán;
a veces con cordura, otras sin tino.

Así es lo carnavalesco,
una fanfarria indulgente,
que desenmascara a lo grotesco
de su disfraz prepotente.

Se pondera a lo trivial
y se adora a la alegría;
se idolatriza a lo carnal
y se interpreta la ironía.

Pero ése fuero modélico,
en un tris se hace trizas,
con la llegada de lo anacrónico,
que es el Miércoles de Ceniza.

Donde la fiesta pagana,
la de los tres días de Antruejo,
pasa de la comedia al drama...
que es la otra cara del espejo.

Y la buena careta quitamos
y volvemos a lo convencional;
y entonces solo nos quedamos...
Con que se acabó el Carnaval.

Tinuco

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