CUANDO YO ERA TRAMPERO

En Canadá, tierra extensa,
justo en el mismo Yucón,
a la orilla del Tanana,
en una fría mañana,
llenaba yo mi despensa,
capturando algún salmón.

Dos osos de aspecto fiero,
pescaban en un ribazo.
Y arriba en un escarpado,
pastaba inquieto un venado;
más abajo, en un sendero
la sombras pintaban trazos.

Donde un lobo al acecho,
aullaba escalofriante
por marcar un territorio,
o quizá premonitorio,
de que el Invierno en su lecho,
trae un tiempo ya cambiante.

Los pinos se zarandean
entre las rocas calladas,
por aquel edén salvaje,
donde la vida es coraje
y las cumbres alardean
con blancos de otras nevadas.

De pronto veo dos siluetas,
un hombre y una mujer,
él es blanco, ella cobriza.
¿Traerán paz o traerán liza?...
Mi perra ya ladra inquieta,
yo preparo el winchester.

¡Mon Dieu! Si es hombre de paz,
un francés puro y oriundo,
con la mano saludando,
viene a caballo y cantando,
es único...¡ es Gerard!
¡Dios que pequeño es el Mundo!

Luce una barba y mostacho,
lleva un colt en la cintura,
siempre de tiro certero,
viste casaca de cuero,
gasta pantalón bombacho,
lleva pañuelo y sombrero.

Con él va una india kutchín
cuyo nombre es Alicura,
que es muy bonita y callada
y es quien calienta la almohada,
a Gerard y al "mokasín"
en noches frías y oscuras.

Los invité a mi cabaña,
hecha de cedro y de pino.
Allí con todo mi esmero,
les puse al lado un brasero,
un aguardiente de caña
y alce asado con tocino.

Cuando la noche llegó
y las estrellas salieron...
¡Para mi mayor sorpresa!,
os juro, que así pasó,
que al son de La Marsellesa...
jodieron hasta el colchón.

Amaneció destemplado,
la mañana era algo fea,
la perra, afuera ladraba,
Gerard aun dormitaba,
así que fui reavivando
la lumbre, con una tea.

La india entre las mantas,
abrió sus ojos , ¡luceros!
y con pícara expresión...
que me dio tal "subidón",
que pensé: Si se levanta,
sabrá lo que es un trampero.

Pero no... no se levantó,
se apretó junto a su amante
que aun soltaba algún ronquido;
yo quedé allí dolorido,
cabreado y de "levante"...
Cuando de pronto tronó.

Fuera el trueno o lo que fuera,
o que ya no tenían sueño,
pues salieron del jergón.
El aun, muy "calentón,
con la "picha" en bandolera
y ella agarrada a su dueño.

Se sentaron a la mesa,
que la hice yo con mis manos,
de un árbol cortado a hacha;
almorzaron unas gachas,
carne de tasajo tiesa
y un trozo de pan ya cano.

Y contando entre otras cosas,
dijo: Voy tras un tesoro
que bien se donde lo hay,
junto al río Kootenay,
en Las Montañas Rocosas
que están repletas de oro.

Quiero vivir la aventura,
ser libre cual las cigarras,
besar espacios abiertos...
Lo que no dijo, por cierto,
nada de las "travesuras"
con aquella india de "marras".

Y con las mismas se fueron,
así, no de otra manera;
al marchar les dije: Abur,
él me respondió: Bonjour.
Poco a poco se alejaron
por la salvaje pradera.

El Invierno ya ha pasado,
los ríos corren alegres,
verdes se vuelven los pastos
y por todo el terreno vasto,
pasta el oso y el venado,
el caribú y las liebres.

La mañana es sosegada,
yo a mis trampas me dirijo
cargado con los pertrechos;
voy por un ramal estrecho,
viendo rastros y pisadas
que son de bisonte...fijo.

Ahora miro a un pedregal,
pues vi moverse unas ramas
de un abedul que allí crece,
no lo se... mas me parece...
no me parece, lo es tal;
un animal que se encama.

De pronto un sexto sentido
que uno adquiere en las praderas,
hace que me ponga alerta;
mi precaución ahora es cierta.
Cuatro jinetes fornidos,
galopan a la carrera.

Quiero verlos, sin ser visto,
porque cuatro son pandilla
y además vendrán armados.
Ya los veo, van cansados,
Y... ¡ Por los clavos de Cristo,
si conozco a ésta cuadrilla!.

Delante va el que más corre,
mansa yegua es la que monta,
pero muy buena cuatralba;
le conozco... por la calva,
es "Paulinito la torre"
que al llegar a mi, desmonta.

Y la escena se repite,
ahora es "Toño el del orbayo",
"Pedrín el castigallego"
"Joe Luis el corraliego";
que en saludarme compiten,
sin barjarse del caballo.

¿A donde os lleva el camino
amigos y camaradas?.
Pregunté dando rodeos.
Lo pregunto porque os veo
como bastante cansinos
y las caras demacradas.

"Joe luis" sin aspavientos
y con su sonrisa abierta.
atinó con la respuesta.
Yo tengo hecha la apuesta,
desde que salí de Alberta,
de caminar tras el viento.

Lo mismo que yo , lo mismo,
el de la "torre" así dijo,
sin inmutarse siquiera.
Iremos donde Dios quiera,
sin saber muy bien de fijo,
si ésto nos lleva al abismo.

No habrá en mi nunca desmayo,
hasta llegar a buen puerto,
porque en mi lema no hay broma,
Yo vengo desde Oklahoma,
soy "Toño el del orbayo"
y mi palabra es lo cierto.

Ejem...ejen...Perdona mi carraspeo
que es polvo en mi garganta.
Soy "Pedrín" que éso es ser toro
y mi empeño es buscar oro;
una quimera que veo
desde que salí de Atlanta.

Ahora ya se donde vais
y el camino a recorrer.
¡Que Dios guie vuestros pasos!.
Más pregunto, si es el caso,
antes de que os vayáis,
venir con migo a comer./span>

Me miraron, se miraron,
todo sin hacer un gesto,
y tocándose el sombrero,
Pedrín contestó primero,
y los otros lo afirmaron:
No...más nos basta con el gesto.

Fue una corta despedida
y se marcharon al trote,
dirección a las montañas,
eran figuras extrañas,
una especie de quijotes,
sin amarres, ni medida.

Yo seguí con mis labores,
puse trampas, cogí presas,
siempre con el arma atenta.
Después seguí con mi cuenta
y así cacé seis castores
con cautela y por sorpresa.

La tarde se fue apagando,
la noche pintó negruras
y algunos lobos aullaban.
Un urogallo cantaba
y un par de alces balando,
entraron en la espesura.

Sin prisa pero sin calma,
fui regresando a mi hogar
por un camino de abrojos
y entrecerrando los ojos,
me salió del mismo alma,
las letras de éste cantar:

Las montañas son mis compañeras
y las nieves son mis amenazas.
Y toda clase de fieras...
Son mi caza.

Ahora todo permanece quieto, el silencio abraza al valle y un viento fresco juega con el humo de la chimenea.
Duerme el trampero en su jergón, junto a la lumbre prendida,
limpio y sereno su corazón...solo echa en falta, amar a su amante querida.

Tinuco