martes, 11 de enero de 2011

EL CURA PILONGO

En Babia que está en León,
en un pueblo pequeñuco,
bautizaban a un niñuco
con el nombre de Simón.

Su madre era “maragata”
y su padre era “cazurro”,
pero sin contar al burro,
eran del pueblo la “nata”.

Sin duda cristianos viejos,
honrados y muy sencillos.
Querían para su chiquillo,
que éste llegara muy lejos.

Así que el niño al crecer,
llegó a la edad de galán.
Lo mandaron a Corbán,
un barrio de Santander.

Con la esperanza segura,
(después de rezar rosarios),
de que Dios pondría la mano
y así llegara a ser cura,
por medio del seminario
que en Gloria es Diocesano.

El tiempo pasó ligero,
y el estudio dio su dote…
Consiguió ser sacerdote
y más tarde misionero.

Catequesis en Calcuta,
comuniones en Bombay,
misas donde había un “¡ay!”…
dando su entrega absoluta.

Fue siempre muy bondadoso,
gran discípulo de Cristo.
Me han contado, no lo he visto,
que curaba a los leprosos.

Lo que si se muy de cierto,
es que a su pueblo volvió,
muy mayor y muy cansado.
De lacras, todo cubierto,
con su objetivo alcanzado
y dando gracias a Dios.
Por gracia y por ventura,
justo en su pueblo natal,
de la Babia, allá en León,
en su pila bautismal,
ahora da misa éste cura
y eso hace que sea pilon…go.

Tinuco

Pues eso es un cura pilongo (que no castaña pilonga), cuando dice misa en la misma iglesia donde está su pila bautismal.

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