martes, 11 de enero de 2011

LUNA, LUNERA, CASCABELERA...

Abierta está mi ventana,
sin visillo y cerradura,
abierta mientras dormía.
Soñaba que te tenía
en lazos de mi ternura.

Era el sueño tan versatil
tan real y tan bonito,
que aún lo tengo por vivencia,
bien grabado en la conciencia
y entre destellos escrito.

Como entre sombras chinescas,
vi bailar a un almohadón
al son de unos cascabeles.
Resbalaban nuestras pieles
en sus poros de pasión.

Pude en tus ojos mirarme,
y disfruté del candor
y forma en que me mirabas.
Con tus pestañas lanzabas
la entrega de un gran amor.

En el lazo de tu entrega
que por ser puro fue inmenso,
hubo frases desbordadas.
Nos dimos...sin pedir nada,
entre jadeos intensos.

Pero envidiosa la Luna,
con plateado encendido
y bien peinadas las canas,
al ver libre la ventana,
quiso emular a Cupido.

En arrabatado celo
de celestina en su lío,
dio su claro más risueño.
Quiso entrar en aquel sueño
pues quería hacer un trío.

Comenzó haciendo caricias
que yo en principio acepté
y tu no las aprobabas.
De pronto...tu te marchabas...
De pronto...me desperté

Tinuco

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