Seeeeeffffffff… un cohete se abalanza,
llega alto y llega lejos,
despidiendo al Año Viejo,
quemando las esperanzas.
Aquellas que no alcanzaron
los que guardaban anhelos,
y aquellos que nos dejaron…
porque se fueron al Cielo.
Entre el humo y la explosión
de esa fatua tarascada,
solo queda la ilusión…
espejismo de la nada.
Marcha el tiempo en su correr,
hacia sus citas lejanas,
diciendo adiós al ayer
y saludando al mañana.
Que con la risa y el grito,
fiesta y acontecimiento,
se van mezclando momentos
entre la danza y el rito.
El año Nuevo ya llega,
bullanguero y colorido,
dando acopio, dando entrega
de algo que aun no ha prometido.
Trae trazas de lisonjero,
trae promesas bajo el brazo,
comienza siendo pionero
y sorprende abriendo el lazo.
El que destapa el cajón
de verdades y de engaños,
donde vuelve la ilusión…
como ocurre cada año.
Es su ciclo entreverado,
su forma de ser… sin ser,
que empalma un tiempo pasado…
con el que nos viene a ver.
Ya le tenemos aquí
y meloso nos camela,
nos da su tiempo… que vuela…
¡¡Aprovecha y sé feliz!!
Tinuco
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