De la métrica se sale
y no parece cabal,
pero la historieta vale…
pues para mi fue real.
Desde aquel bosque, verde y rebosante
de hayas, robles y avellanos,
miraba yo hacia el lejano horizonte…
donde la tierra y el cielo se dan la mano.
Luego miré hacia el camino,
que era una vieja cambera,
un paso de mil destinos
en aquel día de Primavera.
Era ya pleno el amanecer,
los pájaros me daban sus píos,
las brañas me daban su querer
y me bendecían las aguas de los ríos.
Si por esto ya era bella la mañana,
algo vino a colmar esta ocasión,
la presencia inesperada de una anjana,
que era real y a la vez una ilusión.
Me miró con un gesto mohíno
y sin hablar me preguntó:
¿A dónde vas campesino?
¿A dónde vas buen señor?
No supe, ni pude responder,
mi figura quedó petrificada,
me cegó el resplandor de aquella mujer,
que eran los destellos de un hada.
Con su varita me tocó la cabeza,
con su mirada tocó mis sentimientos,
dejando en mi mente la certeza
de que su amor cabalgaba sobre el viento.
Se tostaron los helechos de inmediato,
donde la anjana puso sus bonitos pies,
las luces, la voz… fue todo tan grato,
que me puso un Mundo del revés.
Tal cual como vino… se marchó,
se marchó de mi presencia,
dejándome en la conciencia
que conmigo se quedó.
Cuando al bosque de hayas, robles y avellanos,
acudo de nuevo mañana tras mañana,
siempre llevo por delante mis dos manos,
por ver si al menos…una me coge aquella anjana.
Tinuco
1 comentario:
Siempre especial la poesía de Tinuco.
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